Se cree que la tribu Anasazi, una palabra de origen navajo que significa «Los Antiguos», floreció misteriosamente y desapareció entre los años 550 y 1300 en el área de Mesa Verde de Colorado, Estados Unidos, y fue descubierta al azar por el fotógrafo William Henry Jackson en 1870, quien encontró las ruinas de edificios pertenecientes a esta civilización.
Los Anasazi dejaron evidencia sobre el alcance de su cultura avanzada, con cientos de kilómetros de carreteras que conectan sus aldeas, la calidad de la cerámica y los adornos de piedras preciosas, y la construcción de presas para controlar las aguas, creando un estilo de vida mantenido por los avances en sus técnicas agrícolas.
Todos estos logros se lograron sin el uso de la rueda y sin la capacidad de transportar a través de los animales y su marca registrada son los «pueblos», los edificios construidos por los Anasazi en las laderas de las montañas rocosas durante más de 1000 años, con hasta cinco pisos y sostenidos por vigas de madera que, hasta 1880, fueron los edificios más altos de América del Norte y, aún hoy, son tan inaccesibles que solo los escaladores experimentados que usan cuerdas pueden llegar a ellos.
Con la excepción de la caza y el cultivo de alimentos, todos los aspectos de la vida podrían llevarse a cabo dentro de la casa e incluso el agua podría acumularse entre las grietas de los poros en las paredes. Los pozos profundos, llamados «kivas», se excavaban periódicamente y servían como templos religiosos para los antiguos Anasazi.
Su arquitectura posiblemente se basó en las estrellas. Algunos investigadores y arqueólogos argumentan que la disposición geográfica de los edificios Anasazi, sus ventanas y kivas, reflejan los movimientos de los cuerpos celestes, que representan la Constelación de Orión, y las viviendas monitorean las posiciones del Sol como un calendario celeste.
Sin embargo, los anasazi abandonaron todo lo que construyeron, dejando un misterio aún mayor para atormentar a los arqueólogos.
Durante años, el escenario predominante atribuyó la desaparición de la tribu a la sequía y la falta de alimentos. El clima desfavorable, la pérdida de la estructura de poder de las personas y la creencia de que estaban en desequilibrio con la naturaleza se presentaban como posibles razones para la desaparición de esta cultura.
Pero se plantearon objeciones comunes señalando que probablemente si no podían encontrar comida, lo lógico sería seguir adelante, mudarse a otra región y reconstruirse, y no desaparecer por completo y sin rastros.
Otros estudios apuntaron a algunos cambios en las creencias espirituales y religiosas de los Anasazi y, al parecer, parece que la tribu estaba «enojada con sus dioses», y aquí es donde se debe buscar la causa de la desaparición de la civilización.
Hoy en día, la tribu Hopi habita esta región que fue abandonada por los Anasazi y todavía mantiene contacto con las tradiciones de sus antepasados. El arte de trabajar la cerámica, el baile del búfalo, el equilibrio del jarrón en las cabezas de las mujeres para llevar agua y los amuletos son parte de esta rica cultura.
