A lo largo de los milenios, los humanos han mirado el cielo nocturno con fascinante admiración por las tres estrellas más prominentes de la Constelación de Orión. Entre ellos estaba el poeta griego Homero, que hizo mención de la constelación en la Odisea, los escritores del Antiguo Testamento se refirieron a Orión en dos de sus libros, Job y Amós, y el matemático egipcio Ptolomeo catalogó a Orión en sus estudios astronómicos.
Llamada así por el cazador griego, la Constelación de Orión es una de las más famosas entre todas las constelaciones, con casi todas las civilizaciones antiguas formando una afinidad con ella, desde el Medio Oriente hasta África y a través de las Américas. Los antiguos Egipcios y Mayas utilizaban las tres estrellas del Cinturón de Orión como guía para posicionar las pirámides e imitar lo que habían visto en el cielo.
Investigadores modernos, como Graham Hancock, Freddy Silva y otros, están reuniendo las piezas que se encuentran en los mitos del mundo antiguo y cuestionando los orígenes de los humanos en la Tierra, concluyendo que la ciencia dominante está muy equivocada.
Freddy Silva cita varios lugares y culturas interesantes que apuntan a los orígenes extraterrestres de la raza humana, y su evidencia es mundial. Según él, estos seres pueden haber sido más literales que míticos «un dios era considerado cualquier ser que tuviera control sobre las leyes de la naturaleza, un dios es esencialmente una fuerza de la naturaleza». Los dioses que descendieron de Orión y llegaron al planeta Tierra eran similares a los humanos, pero no exactamente humanos.
Gran parte de este misterio está relacionado con el Gran Diluvio que ocurrió hace unos 12.000 años y que está escrito en las literaturas más antiguas de una multitud de culturas. Después del diluvio, los dioses parecen haber abandonado este mundo, dejando a sus hijos atrás para procrear con mujeres humanas, y sus descendientes eran conocidos como Nephila, que significa «los Hijos de Orión».
En un artículo, Silva escribe que Robert Bauval, un autor y conferenciante belga conocido por su teoría de la correlación de Orión con el complejo de la Pirámide de Giza, y el historiador y escritor Adrian Gilbert, mostraron cómo el plan fundacional de las tres pirámides principales de Giza refleja el cinturón de Orión y se habría alineado alrededor de 10.500 a.C., así como la disposición de Gobekli Tepe y las Pirámides Mayas, pueden ser una pista de los orígenes de nuestra especie humana moderna.
¿Por qué, entre todas las constelaciones y los miles de millones de estrellas en el cielo, los pueblos primitivos estaban tan preocupados por Orión?
Freddy Silva dice que los seres de Orión eran gigantes pelirrojos, y sus imágenes todavía se pueden encontrar en dibujos en cuevas hechas en la antigüedad, especialmente en pinturas rupestres de cuevas de Utah en los Estados Unidos, hechas por nativos americanos.
En el siglo 17, cuando los exploradores europeos desembarcaron en las islas del Pacífico, desde la Isla de Pascua hasta Nueva Zelanda, se sorprendieron de la cantidad de nativos de pelo rubio y pelirroja que habitaban la Polinesia. Silva encontró que el 60% de los isleños en el Tahiti eran rubios y de ojos azules.
Freddy Silva tiene una riqueza inigualable de información sobre culturas ancestrales vinculadas a la Constelación de Orión, como revelan sus libros, lo que nos deja preguntándonos si nuestros primeros pasos fueron algo más allá de lo que la ciencia moderna ha concluido, y tal vez seamos en gran medida descendientes de una raza de gigantes que vinieron de otro mundo.
