Situado a 450 kilómetros al sur de El Cairo, Egipto, se encuentra el antiguo complejo de la ciudad de Abidos, que es considerado por muchos como uno de los sitios históricos más importantes relacionados con el Antiguo Egipto, y también es el sitio de un conjunto de esculturas que ha causado controversia entre los arqueólogos e historiadores.
Dentro del Templo del Faraón Seti I, hay una serie de esculturas que se parecen mucho a helicópteros y naves espaciales futuristas.
El helicóptero es particularmente reconocible, lo que ha llevado a preguntas sobre cómo esto podría existir en un pasado tan distante tecnológicamente. Naturalmente, todos los entusiastas de los ovnis señalan estas imágenes como prueba de que hemos sido visitados por otras civilizaciones más avanzadas.
Del mismo modo, todos los egiptólogos convencionales no hacen ningún esfuerzo por explicar que estos enigmáticos dibujos no son más que el resultado de jeroglíficos más antiguos que fueron enlucidos y enchapados de nuevo, de modo que cuando el yeso luego colapsó, las imágenes modificadas que estaban debajo del yeso reaparecieron solo como una mezcla coincidente entre las antiguas y las nuevas imágenes.
Se crearon gráficos muy complejos para mostrar cómo se produjo el proceso. Además, los arqueólogos tradicionales han lanzado el viejo argumento de que, como nunca se encontraron helicópteros u otras máquinas voladoras en las antiguas ciudades egipcias, estos artefactos nunca podrían haber existido.
Recientemente, han surgido algunos desafíos muy detallados e inteligentes a la teoría de que estas imágenes eran simplemente el subproducto de un recorte. La primera es que el Templo de Seti I fue una construcción muy importante y el uso de yeso habría sido una anomalía, ya que los egipcios eran especialistas en rellenos con un tipo especial de arenisca que era mucho más robusta y duradera.
También se está examinando la teoría de la reesculturación y los experimentos prácticos recientes no pueden duplicar el efecto descrito por los expertos convencionales.
Finalmente, algunos investigadores creen que el diseño de los artículos tiene una relación fuerte y precisa con el concepto de proporción áurea, y en este punto se vuelve bastante interesante que las esculturas originales puedan ser cubiertas, re-esculpidas y aún así alinearse con un conjunto coincidente de medidas y proporciones perfectas, una hazaña simplemente increíble.
¿Volaron los egipcios en un extraño barco futurista o simplemente presenciaron algo que no podían explicar y grabar en la piedra como un registro?
Quizás el tiempo nos dé las respuestas correctas, mientras tanto el misterio persiste y el debate continúa.
